Crearán cuatro plazas educativas con árboles nativos en la ciudad



El proyecto es impulsado por la Mesa de Organizaciones de la UNRC a través de una iniciativa del vivero Wichan Ranquen y apunta a recrear el bosque de la región, además de promover la participación social y el reciclaje. Los espacios verdes se ubicarán en Banda Norte, barrio Obrero, La Cava y Las Delicias

Recrear el bosque autóctono de nuestra región dentro del paisaje urbano. Ese es el espíritu del proyecto impulsado por la Mesa de Organizaciones Sociales de la UNRC, que construirá cuatro plazas con árboles nativos en distintos sectores de la ciudad. La iniciativa surgió del vivero comunitario Wichan Ranquen, ubicado en Banda Norte, y será replicada en Las Delicias, Barrio Obrero y La Cava. Los espacios verdes serán construidos por agrupaciones que vienen trabajando en esos barrios y buscan priorizar la educación ambiental y la participación comunitaria. 

Algarrobos, molles, aguaribay, espinillos son sólo una parte de la larga lista de especies que en los próximos meses poblarán cuatro espacios públicos de Río Cuarto. Apuntando a la educación ambiental, las plazas temáticas contarán con cartelería, material de difusión y recorridos para que niños, jóvenes y adultos conozcan los árboles nativos de la región. Además, se fomentará el uso de materiales reciclados y la separación de residuos.

Con la coordinación y el apoyo del Centro Cultural Agroecológico de la Universidad Nacional de Río Cuarto, los parques temáticos serán construidos entre octubre y diciembre de este año por el Movimiento Trabajo de Hormiga, el vivero La Esperanza, el CIC de barrio Obrero, la escuela Quechalén, y el vivero comunitario Wichan Ranquen. 

“Wichan Ranquen presentó un proyecto a la Secretaría de Extensión de la creación de una plaza, la Plaza del Sol, para trabajar la educación ambiental, ligada al vivero y la forestación nativa. Entonces en la Mesa de Organizaciones nos gustó el proyecto y pensamos solidarizarlo al resto de las organizaciones porque creíamos que era bueno que lo mismo sea replicado en otros barrios de la ciudad”, explicó acerca del origen de esta iniciativa Pablo Martínez, coordinador del Centro Cultural Agroecológico de la UNRC. 

Así, cada asociación fue la encargada de diseñar las características de las plazas en función de las necesidades de los barrios en los que vienen participando. Ahora, los cuatro espacios verdes serán construidos a través del trabajo voluntario de los participantes del proyecto junto a vecinos e integrantes de la comunidad.

El bosque en el barrio

Ante el creciente desmonte que vive el sur cordobés, cada vez resulta más difícil encontrar un bosque nativo en nuestra región, adentrarse en él, vivenciar sus sombras, olores y sonidos y conocer de cerca las especies que lo habitan. 

Por ello, las plazas que se crearán en la ciudad adquieren un importante valor educativo, ya que no sólo contarán con árboles sino también con arbustos típicos de ese hábitat natural, incluyendo “el monte alto con molles, algarrobos, un estrato más bajo con espinillos, barba de chivo y una parte que serían hierbas aromáticas de la región”, detalló Martínez.

Incluso, relató que la intención también es “incorporar especies frutales, que no serían nativas pero permitirían trabajar la importancia de los frutales y que la misma gente del barrio pueda estar pensando en incorporar estos árboles para los patios de sus casas” como una fuente más de alimentación.

A su vez, cada uno de las cuatro espacios públicos tendrá su propia impronta en función de las características del lugar. En La Cava, por ejemplo, la intención del Movimiento Trabajo de Hormiga es recuperar y revitalizar una plaza que se encuentra abandonada, sin árboles y con basura alrededor para transformarla en un espacio educativo y recreativo.

Para ello, la organización se propone limpiar el predio, cercarlo, agregarle nuevos juegos y forestarla con árboles nativos creando senderos con carteles que indiquen los nombres de cada especie. Además, allí se realizaría la separación y acopio de materiales para reciclar la basura del barrio.

En tanto, la Plaza del Sol creada por Wichan Ranquen en Banda Norte ya cuenta con diversas especies nativas pero la intención es crear senderos y cartelería informativa para que instituciones de la ciudad puedan realizar recorridos educativos en el lugar. Además, a partir de este proyecto, se incorporarán juegos y espacios recreativos diseñados con materiales reciclado.

La escuela Quechalén y el Centro Integrador Comunitario (CIC) son las organizaciones a cargo de la creación de una plaza temática en el barrio Obrero, cuyo mantenimiento se encontrará a cargo del Vivero La Minga que funciona en el lugar. Allí la intención es recrear los diferentes estratos del monte nativo incluyendo árboles, arbustos y hierbas, en consonancia con el proyecto de la UNRC.

Del mismo modo se trabajará en Las Delicias, donde el proyecto será llevado adelante por el movimiento Barrios de Pie a partir del trabajo que el vivero La Esperanza viene realizando con los vecinos.

Hacer el espacio público 

Otra de las particularidades del proyecto impulsado desde las organizaciones sociales y la UNRC es que las cuatro plazas serán construidas por la misma comunidad. Para ello se realizarán jornadas de trabajo colectivo en cada barrio para hacer plantaciones, instalar juegos y acondicionar los terrenos. 

Según el coordinador del Centro Cultural Agroecológico de la UNRC, el 13 de octubre se realizaría la primera jornada de trabajo para la construcción del parque ubicado junto a la sede de Wichan Ranquen. “A las tres semanas se inauguraría la plaza en el Movimiento Trabajo de Hormiga en La Cava, otras tres semanas después en el barrio Las Delicias y después en el barrio Obrero. A mediados de diciembre estaría inaugurándose la última plaza”, explicó el coordinador del proyecto.

Respecto a la construcción de la plaza en Wichan Ranquen, el integrante del grupo Franco Altamirano indicó: “Si bien el diseño lo hemos llevado adelante desde la organización con un estudio de arquitectos, el trabajo también va a sufrir modificaciones porque al momento de ponerse a trabajar seguramente van a surgir ideas nuevas y mejores. Eso también es importante: el proyecto no solamente es hacer una plaza sino que entre todos vamos a hacer el espacio público y puede llegar a contagiar a otros vecinos, motivarlos a que en su barrio tengan un espacio verde digno y en lo posible con flora nativa”.

Una vez construidas las cuatro plazas en la ciudad, los integrantes del proyecto relatan que la intención es usar esos espacios para realizar actividades con la comunidad. “La idea también es que la plaza sea un espacio de encuentro, que sea generadora de actividades que tengan que ver con la temática ambiental, cultural y que se puedan dar actividades continuas desde la misma organización y desde el barrio”, aseguró Martínez.

En el mismo sentido, desde el vivero ubicado en Banda Norte manifiestan la intención de usar el espacio verde para llevar adelante ferias, charlas educativas, eventos artísticos y culturales.

El coordinador del proyecto relató que también se realizará un documental audiovisual que registrará la experiencia de construcción de estas plazas y se elaborará un material gráfico sobre la importancia de la educación ambiental, la recuperación de espacios públicos y el rol de los vecinos y organizaciones como protagonistas del diseño y la creación de espacios verdes donde los habitantes de la ciudad puedan relacionarse con la naturaleza.

“Son pequeños pulmones que van a quedar en la ciudad”


Pablo Martínez, coordinador del Centro Cultural Agroecológico de la UNRC se refirió a la importancia que adquiere para la ciudad el proyecto de creación de plazas con especies nativas en el largo plazo. 

“A medida que crece la urbanización en la ciudad los espacios verdes que se van creando son los que van a quedar. Estos proyectos tienen una mirada a largo plazo, porque pensemos que Río Cuarto en 10 años creció un montón, entonces dentro de 15, 20 años -cuando ya un árbol nativo que es plantado este año va a llegar a un estado adulto- estas plazas son pequeños pulmones que van a quedar en la ciudad. Son políticas y proyectos a largo plazo que organizaciones territoriales que vienen trabajando ya desde hace mucho tiempo van a poder sostener en el tiempo, manteniendo y cuidando estos espacios”, reflexionó.

“Vamos a reconocer la geografía en la que vivimos”

Franco Altamirano, de Wichan Ranquen, sostuvo que los nuevos espacios permitirán recuperar la relación de los vecinos con la naturaleza: “En una ciudad como Río Cuarto, en la que no abundan los espacios verdes y las plazas por lo general son de cemento y no tienen tanta vegetación, lo importante de construir plazas que tengan como eje el árbol nativo es que vamos a reconocer la geografía en la que vivimos, vamos a reconocer de forma indirecta el clima en que vivimos, los pájaros propios de esta región”, dijo. 

Y agregó: “Creo que una plaza con árboles nativos es un espejo de nuestra sociedad, es la forma de hermanarnos y reconocernos como parte de esta tierra, de este aquí y este ahora. Que en la plazas haya árboles nativos es fundamental porque también de esos árboles vamos a sacar las semillas con las que vamos a ir reforestando la provincia y la ciudad”.


Lucía Maina









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